jueves, 9 de octubre de 2014

La doctrina de la culpa

A estas alturas todos conocéis el famoso libro de Naomi Klein (2007) "La doctrina del shock", en el que se inspiró Michael Winterbottom para rodar el documental homónimo (2009). La tesis que proponía es que el capitalismo y su liberalismo económico se apoyan en desastres ocurridos (naturales o políticamente provocados) para legitimar las reformas socioeconómicas más impopulares y desfavorables a las clases trabajadoras. Según la autora, esta doctrina empezó a aplicarse para impulsar el neoliberalismo y sus recortes masivos de la protección social, en la década de los 70, y su pistoletazo de salida fue el Golpe de Estado de Pinochet en Chile. A lo largo del libro, abundan los ejemplos de cómo el capitalismo se aprovecha de las catástrofes para fortalecerse y agrandar su campo de actuación: desde la Guerra de las Malvinas para Margaret Tatcher hasta el 11-S, la invasión de Irak y el huracán Katrina para George W. Bush. El mismo esquema ha estado siguiendo el Partido Popular en España y otros gobiernos en otros países desde que se proclamó la existencia de una crisis económica mundial generalizada. No les queda más remedio que recortar los derechos sociales de la población debido al gran desastre económico que estamos atravesando. No es culpa suya.

Y es ahí donde creo que está la clave, en la culpa. No es suficiente con que el gobierno se presente como un médico que tiene que tomar la drástica decisión de amputar un miembro de su paciente ante el avance de un tumor imparable para salvarle la vida. No, va más allá de la teoría del desastre y la terapia de choque que lo sigue. El gobierno se presenta ahora a sí mismo como un padre o un Dios Todopoderoso que se ve obligado a castigar a sus hijos por haber hecho algo mal, por haber cometido un pecado, para resolver los problemas que han provocado con su conducta o directamente salvar su alma. El clásico "me duele más a mí que a ti, cuando seas mayor lo entenderás, o cuando resucites al tercer día". La culpa no es de los gobernantes ni de las élites económicas que lideran y controlan el sistema, por supuesto, pero tampoco de la mala suerte o la casualidad, como se entiende que suelen venir provocados los desastres. La culpa es nuestra, de la gente corriente, de los trabajadores y de los que no trabajan porque no tienen trabajo al que ir, de los que a duras penas consiguen pagar su hipoteca y de los desahuciados que ya no tienen casa que pagar ni en la que vivir.

El liberalismo económico, y su mutación neoliberal más reciente, se basa en el individualismo y el libre albedrío de todos los individuos: todo el mundo persigue su propio beneficio y toma las decisiones que considere pertinentes para obtenerlo. Según esta teoría, el mercado, regido únicamente por la que consideran casi como ley natural o física de la oferta y la demanda (y nunca jamás por señores y corporaciones que especulan, ojito), pone a disposición de todo el mundo la riqueza existente, y es cosa de cada uno si consigue una porción de la misma o no. Que es lo mismo que decir, si eres pobre, es que tú mismo te lo has buscado, pues no has invertido, emprendido, ahorrado, trabajado o discurrido lo suficiente. ¿Os suena de algo?

Claro que sí, porque os lo están repitiendo hasta la saciedad desde patronales, direcciones empresariales e instituciones políticas desde que comenzó la crisis económica, primero presentada como inevitable tragedia griega y ahora como plaga bíblica en respuesta a vuestra conducta pecaminosa.

Si la burbuja inmobiliaria ha estallado, es porque comprabais casas que sabíais que no podíais pagar. Si vuestro jefe no os paga lo que os debe, es porque cobráis demasiado para lo poco que producís. Si no tenéis trabajo, es porque no lo buscáis con suficiente ahínco. Os inventáis enfermedades para cobrar subsidios. Pretendéis obtener becas sin sacar las mejores notas posibles. Os creéis que la prestación del paro es un derecho que os habéis ganado con vuestros años trabajados. Con la que está cayendo. Por eso lo llaman "disfrutar del paro", porque os encanta. Qué vicio tenéis.

Tanto, que pretendéis también "disfrutar" de días de permiso si se os muere u hospitalizan a un familiar, de vacaciones retribuidas y de permisos de maternidad/paternidad. La culpa es de las mujeres que tienen la maldad de quedarse embarazadas para cuidar de sus hijos como es debido y así tener la excusa infalible para disminuir su rendimiento laboral. Qué brujas. Peores que Eva cuando mordió la manzana  Que no os enteráis, que la empresa privada es el Dios omnipresente, pero vuestra vida privada es pecado.

Si la sanidad pública está colapsada, también es culpa vuestra y de otro vicio que tenéis, el de ir demasiado al médico. Por eso no les queda más remedio que privatizar la sanidad, para que os controléis un poquito ante la disyuntiva de tener que pagar las consultas. Lo mismo pasa con la justicia, os cobran tasas porque tenéis la absurda manía de recurrir al sistema judicial para reclamar lo que os pertenece o defenderos de los abusos. No tenéis mesura.


Todos los considerados exabruptos, "boutades" o salidas de tono de los actuales representantes políticos y empresariales españoles responden a ese tipo de discurso, cimentado en lo que se podría llamar perfectamente "doctrina de la culpa". No son comentarios gratuitos, salen de un argumentario que tiene su origen en el más básico liberalismo económico, sin más. Si los ciudadanos nos convencemos de que realmente hemos "vivido por encima de nuestras posibilidades", y buscamos culpables entre nosotros mismos (funcionarios, personas dependientes, inmigrantes, parados, becarios, amas de casa, mujeres embarazadas...), acabaremos aceptando como consecuencia inevitable y freno necesario a nuestro negligente comportamiento todos los recortes y las reformas impuestas por decreto, y además estaremos demasiado ocupados increpándonos los unos a los otros como para rebelarnos unidos contra el poder establecido. 

Coged aire, que me he permitido recopilar "unas cuantas" de esas declaraciones con las que nos bombardean a diario, para refrescaros la memoria de golpe (a ver si esta terapia de choque también funciona y por casualidad pongo mi granito de arena para que salgáis a la calle en tromba). 

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno: "Hemos comprado a crédito segundas viviendas y viajes al Caribe...")
María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular: "Nuestros votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca".
Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz: "Hay gente que pide ayudas para comer y tiene una cuenta en el Twitter, que cuesta dinero".
La diputada del PP en las Cortes Valencianas, Pilar Sol: "Hay casos de familias en situación de necesidad que utilizan la prestación de 400 euros para comprarse una televisión de plasma"/ "La consellería no es una ONG para repartir dinero a diestro y siniestro".
El secretario de Administraciones Públicas, Antonio Beteta: "Los funcionarios tienen de olvidarse del cafelito y de leer el periódico".
La diputada del PP, Andrea Fabra: "Que se jodan", sin más.
El presidente de la patronal, Juan Rosell: “Los funcionarios, mejor en casa que consumiendo papel y teléfono” /"Hay quienes no tienen intención de trabajar y se apuntan como los amos y amas de casa cuando han visto en la crisis posibilidad de obtener alguna cosa".
El presidente de Mercadona, Juan Roig: “La crisis durará más o menos dependiendo de si los españoles cambiamos nuestra actitud y pensamos más en nuestros deberes y más en nuestros derechos” / "Cada vez hay más bazares chinos en España porque hacen la cultura del esfuerzo que nosotros no hacemos”. / “Estoy totalmente de acuerdo con la reforma laboral, tenemos que desincentivar el paro, hay mucho trabajo posible. En España nadie recoge la fresa, son todos extranjeros”.
La presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol: "Esa protección de la mujer la desvincula del alineamiento con los intereses de la empresa y la desconecta del esfuerzo diario. Si una mujer se queda embarazada y no la puede echar durante los once años siguientes a tener a su hijo, ¿a quién contratará el empresario?" / "El subsidio por desempleo genera parasitismo, nadie acepta un trabajo si tiene por delante dos años de prestaciones".

No están todos los que son, pero son más que suficientes botones para esta vomitiva muestra de que la doctrina de la culpa lleva años en marcha y está funcionando, como al maltratador le funciona hacer creer a su víctima que ha hecho algo malo y que por eso merece sus golpes, como al violador le funciona hacer creer a la agredida que ella ha sido la que lo ha provocado, como al abusador de menores le funciona hacer creer al niño inocente que se ha portado mal, como a la Iglesia le funciona la falacia del pecado original y que los creyentes entonen en cada misa el "mea culpa". 

Es esa doctrina de la culpa de la que echa mano el capitalismo la que también está detrás de que de cada negligencia de las administraciones públicas o de las grandes corporaciones, curiosamente, el culpable final resulte ser siempre un miembro de la clase trabajadora, y que los dirigentes del sistema siempre se vayan de rositas. Es la que ha hecho posible que el único condenado tras el naufragio del Prestige y su consiguiente desastre natural fuese el capitán del barco o que el único imputado actual por el accidente del Alvia en Angrois sea el maquinista.

Es la mismísima doctrina de la culpa la que ha permitido que hoy mismo el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid haya salido ni corto ni perezoso a acusar directamente a la auxiliar de enfermería que atendió voluntariamente al cura y al misionero repatriados con ébola de ser la única culpable de su contagio y de haber mentido al respecto. No ha tenido vergüenza en afirmar que lo de que la mujer haya mentido es de su cosecha propia, pero me temo que es mucho más que eso, es parte del único protocolo eficaz que este Gobierno parece ser capaz de poner en marcha en la gestión de cualquier crisis, el de echarle la culpa a las mismísimas víctimas, que somos ni más ni menos que tú y yo, TODOS NOSOTROS. La clase trabajadora, el último de la fila (de la del paro, de la del comedor social, de las listas de espera de Sanidad, de las listas para las plazas de empleo público, etc.). Es lo que ha hecho posible que de un día para otro a una profesional que hacía su trabajo lo mejor que podía o sabía, se le desbarate por completo la vida, se la desprecie por ser una simple auxiliar, se la difame en los medios de comunicación y se sacrifique sin contemplaciones a su perro. Porque no, Excalibur no es sólo un perro, es mucho más que eso, es un símbolo de que pueden y nos están quitando todo lo que es nuestro a su antojo. Y seguirán hasta lo que den de sí su tan bien orquestada doctrina de la culpa y nuestras tan bien dilatadas tragaderas.

P.D: En este enlace podéis recrearos con la sarta de flores que el Consejero madrileño de Sanidad le ha soltado a la auxiliar de enfermería en menos de 24 horas. Para que las suméis a mi recopilación.