lunes, 5 de mayo de 2014

Comer plátanos, pinchar condones, camelar pardillas y pegar a tu mujer sin matarla

Detrás de este título ecléctico y pintoresco se encuentra nada más y nada menos que un resumen sucinto de la misoginia de la semana en España (de la última semana, porque cada semana se nos nutre altruista y prolíficamente de nuevos ejemplos).

La verdad, todo hay que decirlo, es que la semana pasada no empezó mal en cuanto a lo que concierne a la lucha contra prejuicios retrógrados y milenarios. El anterior domingo, un iluminado tuvo la gran idea de lanzar un plátano al futbolista brasileño Dani Alves cuando este se disponía a lanzar un córner durante el partido Villarreal-Barcelona, como “sutil” insinuación de que estaba ante un mono en un zoológico. Pero el jugador estuvo rápido de reflejos, y convirtió la intencionada humillación xenófoba en un acto simbólico de denuncia del absurdo racismo que campa a sus anchas en las gradas de muchos estadios de fútbol, al coger el plátano del suelo, pelarlo y comérselo. Gracias a esta ocurrencia de Alves, surgió una campaña contra la xenofobia, después de que Neymar, otro futbolista brasileño que juega en el Barça, colgase una fotografía suya con un plátano en Twitter con el hashtag #TodosSomosMacacos (Todos Somos Monos), en claro signo de apoyo a su compañero de equipo. La red se inundó de fotografías similares de celebridades y anónimos, y para mí, a pesar de que haya trascendido que la idea del lema y de la foto de Neymar fuese de una agencia publicitaria (hay que aplaudir cuando una campaña sirve para agitar conciencias además de para vender un producto) todo hubiera quedado en una anécdota con final feliz (si es que el racismo en deportes como el fútbol se puede considerar anecdótico cuando se oyen insultos peores que “mono” todos los fines de semana en los campos y muchos clubes toleran la existencia de agrupaciones de aficionados con idearios fascistas) si no fuera por la avalancha de chistes generados acerca del concepto de “comer plátanos”, que reveló una vez más la cantidad de prejuicios machistas profundamente arraigados en la ciudadanía española.

Mariló Montero, presentadora de Las Mañanas de La 1, fue uno de los personajes famosos que se comió un plátano contra el racismo. Y lo hizo en directo, ni corta ni perezosa. No seré yo quien salga a defender el de sobra conocido cutremesianismo demagógico de media mañana de esta señora a la que le gusta “toda la gente” (menos Anne Igartiburu, claro) pero no todos los animales (véanse los toros torturados en el Toro de la Vega de Tordesillas), que cree que el alma puede transmitirse con el trasplante de órganos y que confunde el Miño con el Nilo y normalmente, churras con merinas. Pero desde luego, muchos de los comentarios jocosos realizados tras su muestra de apoyo a Dani Alves, fueron tan bochornosos y dignos de ser criticados como el peor de los absurdos comentarios pontificadores de Mariló Montero.

No tardó Twitter en anegarse de perlas machistas trayendo a colación el manido símil sexual y, cómo no, deduciendo que la habilidad profesional con la que esta presentadora ha conseguido su puesto no es precisamente la periodística. Ilustraos:

Mariló Montero comiéndose un plátano? y qué? cada uno busca el éxito con las herramientas de las que dispone.

“Si Mariló Montero se come un plátano en directo, a saber lo que se come detrás de las cámaras.

“Mariló Montero se come un plátano en directo para rememorar el día que fue contratada por TVE.

“Mariló Montero se ha comido un plátano en directo porque se lo ha confundido con una polla.

“Marilo escupió el plátano antes de comérselo delante de toda España. Ya sabemos cómo llegó a donde está.

“Mariló Montero haciendo un Mariló Montero, ahora viendo la destreza comiéndose un plátano entendemos por qué sigue en su puesto de trabajo.”

“No sé de qué os sorprende el arte con el que Mariló Montero se come un plátano, ¿cómo os creéis que ha llegado hasta ahí?

“No me hace falta ver a Mariló Montero comiendo un plátano para saber cómo ha llegado a ser presentadora de TVE. Se intuía ya.

No es necesario que remarque que lo más probable es que todo hubieran sido aplausos y loas si, en lugar de una presentadora de más de cuarenta años de físico llamativo y cuya ropa interior entrevista en directo ya fue Trending Topic, el plátano se lo hubiera comido, por ejemplo, un presentador de informativos en “prime time”. Y es que lo que me molesta no es que se metan con Mariló por sus gazapos y salidas de tono, sino, en este caso, simplemente por ser mujer. Bueno no, no sólo por ser mujer, sino por ser una mujer con éxito profesional, que es lo que evidentemente molesta a los próceres del patriarcado. Y eso que Mariló se pone cada mañana el delantal para trabajar…

Pues sí, la semana empezó calentita, y entró en combustión con el nuevo anuncio de la marca de ropa (por decir algo) barcelonesa Desigual, que bajo el lema “Tú decides” y “La vida es chula”, y coincidiendo con la cercanía de la festividad del Día de la Madre, muestra a una chica probándose ante el espejo un vestido de premamá con un cojín debajo, simulando estar embarazada, previamente a sacar en pantalla un alfiler y unos condones para pincharlos, y supuestamente, conseguir que su deseo de ser madre se haga realidad.  Este despropósito de anuncio se une a los anteriores en la misma línea sexista de esta marca que paradójicamente pretende vender sus prendas a las mujeres a base de ofender su inteligencia (por si sus horribles diseños fueran poco insulto a la inteligencia de cualquiera que no sea daltónico).  Si atendemos a los últimos mensajes de Desigual, los planes de éxito vital de las mujeres pasan por cosas como pinchar condones para quedarse embarazadas o tirarse a su jefe. Exactamente igual que el éxito de Mariló, si atendemos a los comentarios de Twitter. Una mujer no puede conseguir nada sin mantener relaciones sexuales con el sexo opuesto, por lo visto. (Por cierto, la publicidad de Desigual sería perfectamente PROVIDA si no fuera por el hecho insignificante de que si empezamos a pinchar condones en masa, quizá un porcentaje importante de la población acabe muriendo de SIDA, sífilis o gonorrea, ¿no?).

Y es que parece que nos lo buscamos. Si no, que se lo pregunten a Alfonso Rojo (sí, el energúmeno que le dijo a Ada Colau que estaba demasiado gorda para defender los derechos de personas que se han quedado sin hogar), director del diario online Periodista Digital, que esta misma semana publicaba una noticia titulada "Un falso novio de postín camela a una pardilla en Barcelona y se la lleva de esclava a Rumanía" ilustrada con una fotografía de una chica amordazada digna de cualquier página web de pornografía. No es que la mujer haya sido violada, y vejada, es que se ha dejado… engañar, claro. Al igual que todas esas mujeres que en lugar de ser asesinadas por sus novios o maridos mueren a manos de sus presuntas parejas. Que vamos provocando, oiga.

Captura de la noticia de Periodista Digital, cuyo titular y fotografía fueron "corregidos" al poco rato de ser publicada


Eso nos pasa por reclamar cosas tan peregrinas como libertad de decisión y actuación o la igualdad de derechos. Hace años, cuando nuestros maridos nos mantenían a raya dentro de casa y éramos sumisas cuando nos casábamos, esto no pasaba. O así lo cree el cura de Canena, cuyo sermón durante una comunión consistió en lo que sigue: “Hace tres décadas a lo mejor un hombre se emborrachaba y llegaba a su casa y le pegaba a la mujer, pero no la mataba como hoy. Hoy es que la mata. O él a ella o ella a él. ¿Por qué? Porque antes había un sentido moral y hoy no lo hay. Antes había unos principios cristianos y antes había unos valores. Y antes se vivía los mandamientos y una persona tenía una formación cristiana, y aunque se emborrachara, sabía que había un quinto mandamiento que decía no matarás”. Pues eso, que no podía faltar el día santo para culminar la semana misógina. Como dice el refrán, a Dios rezando y con el mazo dando.