lunes, 17 de marzo de 2014

Amores inoperativos

La historia que cuenta Her, la última película de Spike Jonze, es peculiar. Trata sobre un hombre divorciado y con el corazón roto que se enamora de un sistema operativo. De una sucesión de bits que se traducen en una voz agradable (no como la irritante de la tía del GPS, claro). Sí, admito que dicho así, suena raro. De hecho, Her ha provocado comentarios de rechazo en más de uno. Yo misma he oído a algunas personas referirse a su premisa argumental como una chorrada, una tontería absoluta. Es que enamorarse de un sistema operativo es imposible. ¿Cómo te vas a enamorar de IOS (porque de la mierda esa de Windows 8 ni de coña...)? Y eso que los que están dispuestos a gastarse más de 600 euros en un iPhone nuevo cada dos años son legión. Pero tenéis razón, en ese caso no estamos hablando de amor. Lo que tú sientes se llama obsesión. 

A lo que voy es a que me ha llamado mucho la atención que haya tantas personas que se hayan quejado sobre la verosimilitud de Her. Y no porque considere probable, ni siquiera factible, que las personas acabemos enamorándonos de sistemas creados artificialmente. Pero es que cuando la Bella se enamoró de la Bestia o el príncipe Eric de la Sirenita Ariel nadie se quejó. La cuestión es que el 99% de las historias de amor que nos cuentan en las películas o novelas románticas son mucho más inverosímiles que Her. Las ranas no se convierten en príncipes azules ni de ningún otro color y los infieles empedernidos no van a cumplir la promesa de fidelidad eterna. Simplemente no ocurre, ni ha ocurrido nunca, y todavía se sigue creyendo que sí, que es posible.

Existen muchos amores que beben directamente de la inverosimilitud. De las falsas esperanzas. De ahí que una chica aparentemente normal crea que es una auténtica gilipollez enamorarse de un sistema operativo, pero pueda llevar años enamorada de un cabrón que la ningunea, o que la engaña, o que incluso la maltrata. O que simplemente no la quiera. Sueña con que le vaya a pedir matrimonio con un mensaje dejado por la estela de una avioneta acrobática en el cielo o introduciendo un anillo de compromiso de 10.000 dólares en una copa de champán. Igual que en las películas románticas sensatas, canónicas y creíbles, no como Her...

Porque la verdad es que a mí sí que me resulta inverosímil que haya mujeres que se enamoren de hombres egoístas, que las manipulan, las ignoran, las utilizan, las exhiben o les mienten. O de chulos ciclados de gimnasio que no han leído un libro en su vida. O que haya hombres que se enamoren de mujeres egoístas que los manipulan, los ignoran, los utilizan, los exhiben o les mienten. O de maniquíes multioperados con tetas de plástico que no han leído un libro en su vida. (En general, me parece increíble que os enamoréis de gente que no lee. O que no le gusta el cine. O que no tiene aprecio por la cultura. Pero ese es otro tema). Lo que intento deciros es que hay tropecientos miles de personas más inhumanas y artificiales que un sistema operativo. Y que hay tropecientos miles de personas que se enamoran de esas personas horribles y superficiales. ¿A que bien pensado lo de Her no es tan raro? Es incluso preferible como alternativa a ciertos/as hijos/as de puta que os están jodiendo la vida ahora mismo a algunos/as de vosotros/as.

La mitología romántica disneyana y hollywoodiense combinada con la baja autoestima convierte en posible que mucha gente se enamore de cualquier COSA. Que haya niñas dispuestas a matar o a matarse por Justin Bieber. Que yo haya ido en mi juventud a más de un concierto de los Backstreet Boys (¡¡¡más de uno!!!!). Que creáis que vuestra pareja va a cambiar. Que creáis que el ex que os dejó por whatsapp va a volver con vosotros. Que creáis que lo de follarse a vuestro mejor amigo ha sido un error del que se ha arrepentido y que no se volverá a repetir. Que se os haya pasado por la cabeza que tener un hijo puede revivir una relación muerta. Que hasta Hitler se hubiera sacado novia. Comparada con todas estas abominaciones Her está mucho más cerca del realismo que de la ciencia ficción.

Y es que muchos no estáis enamorados de una persona, sino de la idea que tenéis en vuestra cabeza de la misma. Una idea. De enamorarse de una idea a un sistema operativo, ¿cuántos pasos hay? 

P.D: Me pregunto cuántas de esas personas que se han reído del argumento de Her han alimentado a un Tamagochi.

http://cheezburger.com/8023234048