miércoles, 22 de enero de 2014

Machismo alfa en fase beta


Venimos de un "annus horribilis" para los objetivos de la lucha feminista en España. En un solo año hemos retrocedido décadas en la percepción social de la mujer y sus derechos como tal. 2013 empezó arrastrando importantes reducciones en las partidas presupuestarias destinadas a la persecución de la violencia machista (a finales de 2012 habían disminuido un 28% desde 2010), y la puesta en marcha de las tasas judiciales, que sumadas a la crisis económica dificultan aún más el inicio de cualquier acción legal por parte de la mujer (reclamaciones en el divorcio, denuncias por acoso o cualquier tipo de discriminación, etc.). La mala prensa de la Ley de Tasas Judiciales, que hubo que revisar, no detuvo el afán "reformador" del Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, que presentó un proyecto de reforma absolutamente reaccionaria del Código Penal (aprobado el pasado septiembre en Consejo de Ministros), que si finalmente entra en vigor, tendrá también graves consecuencias para las mujeres. Sobre todo, porque introduce cambios que van en detrimento de la Ley de Protección Contra la Violencia de Género aprobada en 2004, como el hecho de que directamente se elimine el concepto de violencia de género, de que agredir a la mujer delante de los hijos deje de ser considerado un agravante, o de que se contemplen como atenuantes el consumo de alcohol y drogas o el ir a entregarse a la Guardia Civil tras cometer el delito, u otros oprobios como que las lesiones pasen a ser ¡"faltas leves de ámbito privado"! (o lo que es lo mismo: lo que pasa en casa se queda en casa, donde se lavan en secreto los trapos sucios al más puro estilo franquista...). Gallardón nos tenía preparado además un regalo sorpresa de Navidad, el ya archiconocido Anteproyecto de Ley de Protección de la Vida del Concebido, que básicamente vuelve a considerar el aborto como un delito despenalizado en ciertos supuestos (cada vez menos, ni siquiera las malformaciones fetales graves) y no como un derecho de la mujer.

Posiblemente todavía os estéis preguntando no solo cómo es posible que este tipo de leyes tan retrógradas se hayan abierto camino en pleno 2013, sino cómo es posible que el PP siquiera se haya atrevido a proponerlas ante la ciudadanía. Lo que yo me pregunto es lo contrario. Cómo no van a ser posibles este tipo de retrocesos en un país en el que miembros de los partidos de la oposición son igual de machistas que la más extrema derecha. En el mismo 2013, un concejal del Bloque Nacionalista Galego se refirió a la vicepresidenta del Gobierno como "chochito de oro", un diputado innombrable del Congreso por UPyD aseguró que la mayoría de las denuncias por violencia machista son falsas, otro diputado, en este caso socialista, bromeó sobre hacerle "escrache" a una famosa actriz para "ver si la convencemos de que aunque no se quiera, sí se puede" (vamos, una broma sobre violaciones, por si no queda suficientemente claro).


O cómo no va a ser posible en un país en el que hasta encontramos machistas entre las autoridades encargadas de proteger a las mujeres contra las agresiones. Aunque parezca mentira, también en 2013 un policía de Huelva que trabajaba con víctimas de la violencia de género escribió lo siguiente en su cuenta de Twitter: "El truco está en escucharlas como psicólogo y follártelas como si te estuviesen pagando"


Y cómo no va a ser posible el mismo año en el que el ignominioso libro "Cásate y sé sumisa", editado por el Arzobispado de Granada, llegó a ser el más vendido en España tan sólo a dos semanas de su publicación aquí. El mismo año en que vimos un horda de manos anónimas sobarle sin pudor las tetas a una chica en las fiestas de San Fermín, y el mismito en el que descubrimos el aumento de la violencia de género entre los menores de edad (sólo en el primer semestre de 2013 fueron encausados 85 menores por machismo violento).

Sin embargo, ¿cuántas veces has escuchado el año pasado o este que acabamos de estrenar comentarios como "no seas exagerada, estamos en pleno S.XXI, el machismo ya está erradicado" en respuesta a cualquier queja que hayas expresado ante una actitud machista que hayas detectado (en las políticas públicas, en el trabajo, en tu pareja, en un amigo/a... donde sea)? Seguramente muchas más veces que una. Y probablemente esas frases hayan venido de personas que suelen repetir a menudo a las mujeres que dan a entender su descontento ante algún tipo de agravio, frases como las siguientes:

"Seguro que estás con la regla"
"Estás desquiciada/ amargada/ malfollada / de los nervios"
"Relájate, no es para tanto"
"Existen problemas y debates más graves" (claro que sí, no hay nada que supere el número de niños por segundo que mueren de hambre en el Tercer Mundo, es mejor que no nos quejemos de nada más...)
"Te lo tomas todo demasiado a pecho"
"Eres demasiado sensible/ quisquillosa/ picajosa/ dramática"
"¿Seguro que lo tuyo no es algo hormonal?"
"Era sólo una broma. No tienes sentido del humor"
"Estás histérica/ desquiciada/ neurótica/ desequilibrada"

Y mi favorita, por ser la más repetida: "No es lo que parece, ¡estás loca!". Esta viene con mutación moderna incluida: "loca del coño". Que se lo pregunten a los dos periodistas que este lunes 20 de enero publicaron un elocuente artículo titulado "Cómo reconocer a una loca del coño" en el blog que mantiene uno de ellos para una revista de tirada nacional.

Y es que no os lo perdáis, el machismo de este vanguardista y progresista S.XXI en el que vivimos viene disfrazado de buen rollo, de ironía "cool", de consejos de estilo de vida, de referencias de la cultura pop y listas, muchas listas (y es que parece que los artículos periodísticos divididos en párrafos han sido definitivamente sustituidos por sucesiones de listas), como la de "Tipos de mujeres poco recomendables" que se ha ido publicando periódicamente en ese mismo blog. Atención a su clasificación de mujeres de las que hay que huir, porque no tiene desperdicio. Estos son solo algunos de los tipos de mujeres sobre los que advierte: 


Esta última entrada va en total consonancia con la entrega más reciente, la de la "loca del coño", y empieza de una forma que ilustra perfectamente ese fenómeno inseparable del machismo que busca la desacreditación de la mujer acusándola de inestabilidad mental: 


"Sé lo que están pensando. ¿Qué hace este fulano dedicando una categoría a La Histérica cuando histéricas son todas? " 
No entro a valorar los citados escritos. Si tenéis a bien leerlos, sacad vuestras propias conclusiones. 
Pues eso, el machismo del S.XXI va mucho más allá de agresiones sexuales, violencia "doméstica", piropos obscenos, acoso sexual en el trabajo, trata de blancas, moralismo católico, leyes reaccionarias, discriminación laboral y otras formas fácilmente reconocibles de opresión y explotación de la mujer. En el S.XXI hay demasiadas actitudes machistas y demasiados machistas que no identificamos como tales, y que quizá ni siquiera ellos mismos sepan que lo están siendo. El machista posmoderno es un machista de baja intensidad o como a mí me gusta llamarlo, de liberación lenta, como los antibióticos, pues va actuando poco a poco sin que lo percibamos. La mayoría de las veces nos reímos incluso de sus chistes. Son graciosos. Y los disculpamos diciéndonos a nosotras mismas: "seguro que no lo dice en serio". Cómo va a ser en serio, si lo ha aclarado con un emoticono ("Como te vayas con otro te mato, so zorrón :P").

No importa cuál sea el insulto machista. Si puta, o guarrilla, o frígida, o estrecha, o calientapollas, o arpía, o bruja, o marimacho, o pirada. Si se profiere en un contexto de humor y se le aplica una pátina de sarcasmo, todo vale. No es machismo.


Cómo se juzga a las mujeres por su vestimenta. Foto de Rosea Lake

Y precisamente lo que hace este tipo de machismo el más peligroso, a pesar de que como se encargan de remarcar los machistas "light" no mata ni viola a nadie, es el hecho de que sea tan difícil de reconocer. Que se considere que no existe. Estoy convencida de que es precisamente la relajación en los últimos años en la vigilancia y reprobación pública de este tipo de actitudes pasivo-agresivas la que ha permitido el rebrote del MACHISMO OFICIAL Y CON MAYÚSCULAS encarnado en las nuevas las leyes de Gallardón (que no olvidemos que pertenece a un partido que gobierna porque lo han votado nada menos que 11 millones de españoles). Que sigamos poniendo nosotros la lavadora porque el no entiende cómo funciona, que sigamos siendo nosotras las que por defecto dejamos de trabajar en caso de que tengamos un hijo con nuestra pareja, que se minimice y ridiculice el movimiento feminista a diario en las redes sociales con calificaciones como bolleras, feminazis o hembristas; que permitamos que nos traten con paternalismo y condescendencia, que abusen de nuestra confianza... todo eso es machismo, sin más. Micromachismo, si preferís un término "ad hoc" y más riguroso. Pero machismo al fin y al cabo.

Y los machistas ya no son sólo los clásicos albañiles que te gritan improperios en la calle o los cincuentones que babean frente al escote de las jovencitas. Hay muchos machistas con carreras universitarias, considerados incluso intelectuales y que tienen profesiones de prestigio (como esos políticos, ese policía o esos periodistas nombrados a lo largo de este artículo), incluso con gustos refinados (distinguen varios tipos de tintos y le echan muchos condimentos al gin-tonic), que se preocupan por combinar las prendas que se ponen y no se rascan los huevos en público. Vamos, que no son el típico macho alfa, al que se le ve venir de lejos. Es un macho en fase beta, por así decirlo, cuyo machismo es mayoritariamente latente, y que incluso puede decir defender las mismas causas feministas que tú. Pero eso sí, después de todas las causas habidas y por haber, desde la liberación del Tíbet hasta la lucha contra el cambio climático. Cuando estén resueltos todos los graves problemas que acucian al Planeta Tierra y a todos los seres unicelulares que lo habitan podremos ocuparnos de los derechos de la mujer.

Muchos de ellos son lo que podemos calificar de "solteros exigentes", que bien es cierto que no quieren encontrar a una mujer que sólo esté buena (que también), sino que sea lo suficientemente inteligente para admirarlo pero no lo demasiado como para hacerle sombra, que pille las referencias culturales rebuscadas de sus chistes para que pueda reírse con ellos a carcajadas y alimentar así su ego, que lea los mismos libros y escuche los mismos discos que él para que pueda alabar su buen gusto, que vista de forma elegante pero sexy, que tenga un trabajo para que no tenga que mantenerla (machismo sí, pero que no les afecte al bolsillo) pero que tampoco gane más que él (uno tiene su caché), que no se acueste con otros pero que no se ponga estricta con lo del compromiso (AKA que ellos sí puedan acostarse con otras y puedan así estirar al máximo su peterpanismo), que no tenga celulitis pero que no diga ni mu de su barriga cervecera y lo más importante, que la chupe, pero que no pida que se lo coman (sobre todo si no le huele a lo mismo que huelen las nubes). Por algo están solteros.

Lo más grave es que cuando reconocemos a uno de ellos y le señalamos su error, normalmente le quita hierro, y por una suerte de sortilegio de manipulación emocional consigue darle la vuelta al asunto y hacernos sentir culpables a nosotras por hacernos la víctima o reaccionar exageradamente. "La mujer siempre es víctima", decía Gallardón. Como las cosas sigan este camino, al final va a ser cierto. 


No podemos quejarnos... Magistral viñeta de La Pulga Snob (Argentina)